jueves, 24 de noviembre de 2011

La generación perdida

Como he comentado en un post anterior, tuve la suerte de poder asistir hace unas semanas a las Jornadas sobre Economía Española organizadas por la Universidad de Alicante. Ponencias, la mayor parte de ellas, muy interesantes, pero, no quiero dejar pasar la oportunidad de analizar la ponencia del profesor Héctor Sala. ¿Por qué esta ponencia y no otra? Porque trata un tema que a pesar de la gravedad que plantea, se está dejando pasar por alto escondiéndose y camuflándose en otros temas, no solo por los medios de comunicación sino que a veces me da la impresión que también por los propios economistas.

Es inconcebible que un país que quiere demostrar que puede ser una economía avanzada y competitiva presente una tasa de paro juvenil del 45,8%, con una pérdida de casi 950.000 empleos netos. La cruda realidad y la dureza de la crisis han acabado por imponerse.

Sala nos presentó una radiografía del mercado de trabajo español, en la que estableció que el colectivo más vulnerable a la crisis económica actual está siendo el de los jóvenes. La destrucción del desempleo entre los jóvenes se ha centrado mayoritariamente en hombres españoles, con un contrato temporal, con formación media y cuya actividad se enmarca dentro de las manufacturas, la construcción o el comercio.

Esta destrucción de empleo genera una precaria situación entre los jóvenes, con una edad de emancipación cada vez superior, una mayor dificultad de acceso a la vivienda y la marcha de capital humano cualificado fuera de nuestras fronteras, en busca de un futuro que por desgracia en nuestro país es difícil de encontrar. Algo que es extremadamente grave en un contexto de inevitable envejecimiento poblacional.

Todo ello hace que los jóvenes de ahora no sean la generación del futuro, sino la generación perdida.

Para salir de esta situación debemos definir un proyecto de futuro, y uno de los pilares básicos es tratar de rediseñar la conexión entre empresa y educación, es decir interconectar las bondades que ambas tienen, integrando tecnología e innovación. Este proyecto también pasa por dar un nuevo impulso a la Formación Profesional, dotándola de la importancia que en otros países europeos se le otorga. Así mismo el sector público debe realizar una política transversal a los ministerios y a las distintas administraciones que operan en nuestro país, de forma que se eliminen los desequilibrios existentes.

Si no dejamos de lado este problema, si tomamos medidas concretas ahora y si retomamos la senda de la que algún día peligrosamente nos desviamos, tal vez los jóvenes de ahora vuelvan a ser la generación del futuro.


domingo, 20 de noviembre de 2011

¡Simplemente… pesimismo!

Hace unas semanas asistí a las Jornadas sobre Economía Española, desarrolladas en la Universidad de Alicante. Este año se celebraba su XXVI aniversario. Un marco ideal en el que diversos economistas, establecieron el diagnóstico y propusieron la cura de un enfermo llamado España.

Las jornadas navegaron entre un pesimismo absoluto y el más absoluto de los pesimismos por la gravedad de la crisis, pero siempre con el horizonte puesto en la salida de la crisis.

Y es que no podía ser de otra forma, después de la euforia económica que hubo en España. Sin embargo, la dura realidad manifestada en nuestro país en un crecimiento desmesurado del desempleo y una falta de crédito a las empresas, nos ha despertado del sueño.

Han sido dos días para el debate, para la reflexión, para la crítica y, porque no, para la autocrítica hacia nosotros, los economistas.

Nos vemos el próximo año.

martes, 1 de noviembre de 2011

Puertas al campo




Hace unos días se entregaban los premios TR35 Spain, unos premios que se otorgan a la innovación en el contexto de las tecnologías emergentes. La simple entrega de estos premios me ha llevado a reflexionar.

Pues bien, los premiados han sido el catalán Pau García Milà, galardonado con el premio Innovador del Año, y la madrileña Teresa Gonzalo, con el premio Innovadora Solidaria del Año.

Teresa Gonzalo, es una joven de 33 años que trabaja en el desarrollo de nanotecnología para prevenir el contagio del VIH.

Por otro lado, Pau García-Milà es el fundador de EyeOs, un software libre que permite consultar en línea toda la información almacenada y dispone de un fuerte sistema de seguridad y protección de datos del software que hacen de él una aplicación revolucionaria en el almacenamiento de datos.

EyeOs es una empresa de garaje que creó Pau Garcia-Milà junto a su amigo Marc Cercós, con tan solo 3.006 euros que pidieron prestados.

La culpa, una simple cuesta que separaba sus casas, por lo que para ahorrarse paseos idearon este software en la nube. Hoy en día todo el mundo habla de su novedoso sistema.

Proyectos como el de Pau, hacen ver que nuestro país todavía está a tiempo de subirse al carro de la revolución tecnológica, pero para ello se deben asumir cambios estructurales. Un país que quiere ser competitivo no puede limitar el acceso a la innovación y a las nuevas tecnologías.

Pau ha declarado que “empezar cosas en España es eternamente difícil. En EEUU emprende el 60 por ciento de los que tienen ideas; en España sólo el 3 por ciento”. Y es que la cultura de la innovación y el emprededurismo en nuestro país está dormida, anclada en ideas del pasado.

Hoy en día, la idea de un Silicon Valley en España es imposible, pues las Administraciones españolas en vez de crear entornos adecuados e incentivos empresariales siguen a la caza de empresas, dificultando su existencia a través las reglas fiscales establecidas que, en otros países jamás se habrían planteado. Zara es la primera que ha anunciado su marcha, pero ¿será la última?

Mientras nuestro país considere que Internet y las nuevas tecnologías son una herramienta para vulnerar derechos y no una manera de promover el crecimiento económico seguiremos lejos de la nueva cultura empresarial, de la innovación, del empleo y lejos de crear de nuestro presente un futuro.

Y es que no se le pueden poner puertas al campo.